Recorrido por la historia de la Neurociencia y la Neuroeducación
Basado en el artículo de Renato Salas Peña
Es muy importante conocer de dónde
venimos y el camino que tenemos por delante para avanzar con garantías y
seguridad.
Dentro de los nuevos campos del
saber, hay uno muy actual pero con unas raíces tan históricas como la humanidad
misma.
La neurociencia en estos últimos
años ha demostrado que puede abarcar todos los campos del conocimiento:
anatómicos, bioquímicos, psicológicos, marketing, etc. y uno que abre nuevas
fronteras para nosotros los educadores: la neuroeducación.
Es fundamental revisar los antecedentes que la Neurociencia ha ido sumando
con el transcurrir del tiempo.
Y no podía ser de otra forma, los griegos –siempre los griegos- desde
Alcmeon de Crotona que postuló que el cerebro asienta el pensamiento y las
sensaciones o esta rotunda cita del creador del juramento médico, Hipócrates,
Padre de la Medicina: “Los hombres deben saber que las alegrías, gozos, risas
y diversiones, las penas, abatimientos, aflicciones y lamentaciones proceden
del cerebro y de ningún otro sitio. Y así, de una forma especial, adquirimos
sabiduría y conocimiento, y vemos y oímos y sabemos lo que es absurdo y lo que
está bien, lo que es malo y lo que es bueno, lo que es dulce y lo que es
repugnante... Y por el mismo órgano nos volvemos locos y delirantes, y miedos y
terrores nos asaltan... Sufrimos todas estas cosas por el cerebro cuando no
está sano... Soy de la opinión que de estas maneras el cerebro ejerce el mayor
poder sobre el hombre". Aunque, Aristóteles borre la plana, dándole al corazón el protagonismo
“que hasta hoy en algunos funciona” y proponiéndolo como el gestor del
intelecto.
Ya en Roma con Galeano se diferenció la dureza del cerebelo y el cerebro,
adjudicando a cada uno de estos; los músculos, al primero; la memoria y
sensaciones, al segundo.
La etapa medieval fue de un silencio casi sepulcral, la Iglesia se encargó
de sumirnos en un profundo insomnio del pensamiento, salvo Vesalio que (ya
escapa del medioevo) aporta con sus estudios a la anatomía del cerebro.
Será ya, René Descartes que rige nuestra conducta animal por el cerebro y
deja “l’sprit” para capacidades más elevadas, abriendo con esto, la
problemática mente-cerebro (que hasta el día de hoy, sigue apasionando las
conversas filosóficas).
Tras esto las sustancias gris y blanca empiezan a generar nuevas ideas (y
para el tiempo, nada descabelladas) una lesión en el cerebro produce
alteraciones ya sea corporales, de pensamiento, etc. Y esto a diferenciar, la
parte dañada con determinada función.
Ya en la modernidad, Du Bais Reymond, electrifica el cerebro que le dará
según la intensidad, informaciones sensoriales o motoras. Pero, cabe aclarar
que será Luigi Galvani el que descubra que las células producen electricidad, y
de aquí de paso a la neurofisiología. Varios estudios posteriores, siguiendo
esta línea llevaron a Broca a identificar el centro del habla (el área de
Broca).
Santiago Ramón y Cajal es trascendental en el avance de la Neurociencia, es
lo que podríamos decir el creador de lo que más tarde será la palabra
“sinapsis” acuñada por Sir Charles Scott Sherrington, que es el contacto que
deben de tener las neuronas para comunicarse entre sí, y si bien, se trajo
abajo la teoría de Golgi (ganador del Nobel) que decía que las neuronas se
encuentran unidas unas a otras, sin estos dos aportes no hubiera seguido
girando el mundo.
Ya con Birkmayer y a Hornikiewicz que generan L-dopa para contrarrestar la
disminución de la amina-biógena: dopamina en pacientes de parkinson se dio un
paso gigantesco en la bioquímica que se sustenta en la neurociencia; aunque uno
de los pasos esenciales en nuestro campo de acción será la psicología y fueron
los griegos que empezaron ese cuestionamiento: naturaleza de la mente y
comportamiento humano. Ya Darwin hablaba de la conducta heredada y hoy con las
diferentes escuelas o propuestas psicológicas vamos descubriendo que este
estudio viene en un crecimiento que solo el siglo XXI puede ofrecerle. Por
ejemplo, dentro de los trastornos del aprendizaje, Karl Lashley, realizó
estudios sobre lesiones localizadas del cerebro y buscó relacionarlas con el
aprendizaje (teoría, hoy desechada), pero abre nuevas rutas que ya habían sido
transitadas por Broca: “¡Nous parlons avec l’hémisphère gauche!”.
Como vemos, la Neurociencia, soporte de la Neuropsicología y esta de la
Neuroeducación arman una trilogía casi celestial en esta nueva ruta que se nos
presenta a nosotros los docentes que de lo atrevidos que somos irrumpimos al
siglo XXI con las herramientas que el saber de hoy sigue descubriendo en este
mismo instante. Sin duda conocer el funcionamiento del cerebro del alumnado, en
sus diferentes etapas y edades, supone un reto fantástico para la mejora de la
calidad educativa.
El camino no es sencillo, nada lo es en el mundo de la educación, pero sin
duda el futuro es ilusionante y lleno de experiencias maravillosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario