No
utilizamos todo el cerebro
Hasta hace
pocos años existía la creencia de que los seres humanos utilizábamos una
pequeña parte del cerebro y que si fuéramos capaces de utilizar una parte mayor
seríamos prácticamente superdotados.
No se sabe
de dónde partía esa creencia, quizás del poco talento que tenemos al mantener
el nivel de guerras, genocidios, violaciones y otras muestras de poco
raciocinio en pleno siglo XXI, pero lo cierto es que de los 100.000 millones de
neuronas que poseemos en nuestro cerebro casi todas ellas adoptan una posición
y comportamiento acorde a nuestras vivencias y experiencias, generando mapas
cognitivos que se ponen en marcha en modo automático en cuanto los sistemas de
percepción lo solicitan, ya que mientras tanto se quedan en stand by evitando
el consumo excesivo de energía, debido a que el cerebro supone el 20% de
consumo de la energía que nuestro organismo consume y si tuviera unas
conexiones permanentes ,a modo de cableado fijo, el calor que se produciría en
nuestra cabeza nos provocaría fuertes dolores y necesitaríamos una alimentación muy rica
energéticamente, con lo que ello supondría de presión para nuestro metabolismo
y órganos como el hígado, el riñón, el páncreas y el sistema cardiovascular.
Por otro
lado el cerebro se dedica a lo que considera más importante en cada momento y
automatiza todas las actividades para evitar pensar cada vez que se le plantea
una situación dada, es decir, la mayor parte de nuestra actividad no somos
conscientes ni pensamos en cómo realizarla, tenemos mapas y creencias que nos
llevan a actuar de una forma determinada. Ello supone que en ocasiones nos
equivoquemos, pero en ese momento el cerebro se reeduca y modifica el mapa
correspondiente.
Mapas cerebrales
Los mapas
se desarrollan en función de la asiduidad de su utilización, así los
profesionales de la pintura desarrollan más unos mapas y los dedicados a la
música, tocando el violín por ejemplo, amplían otros, siendo curioso que los
ciegos cuando leen en Braille aunque utilizan los sensores de la zona digital
de los dedos no desarrollan la misma zona que los violinistas, sino que
utilizan la zona que los videntes utilizamos cuando leemos o vemos la
televisión.
Todo ello
significa que con paciencia y dedicación podemos desarrollar en mayor o menor
medida, cualquier habilidad. Tan sólo debemos conocer cómo funciona nuestro
cerebro, que no es poco por otra parte, pero ello no debe frenarnos en nuestras
ilusiones y deseos.
¿Qué capacidad tiene nuestro
cerebro?
Sabiendo
que hay zonas utilizadas para cada actividad cabe preguntarse que sucede si
ampliamos una zona por utilizarla cada día, como puede suceder con músicos,
pintores, deportistas etc. que dedican muchas horas a su profesión y se
verifica que tienen zonas muy desarrolladas. ¿Qué ocurre con los mapas que hay
vecinos a ellos? ¿Perdemos habilidades
de los mapas próximos? Lo que sucede es que la plasticidad cerebral permite
solapar algunos mapas o producir una poda o sustitución de zonas no utilizadas.
El cerebro siempre se adapta a las necesidades de cada situación y proceso. Si
lo precisa utiliza incluso otras zonas neuronales para cumplir con las
necesidades habituales.
Lo que si
debemos tener claro es que lo que dejamos de hacer habitualmente, puede provocar
pérdida de parte del mapa y por tanto esas habilidades se ven menoscabadas.
Formación
del profesorado
Hay un
método para conocer si nuestro trabajo está cumpliendo con el aspecto clave y
fundamental: Educar adecuadamente.
Por
supuesto que las notas al uso son indicación de qué cosecha recogemos de
nuestro trabajo. Sin obviar los casos extremos y difíciles, que siempre los
hay.
El problema
es que en España apenas se usa por miedo a lo que tendremos que leer o
escuchar. No nos atrevemos a preguntar a nuestros compañeros y a nuestro
alumnado. ¿Cómo nos ven? ¿Qué piensan de nosotros, de nuestros métodos? ¿Se
aburren con nosotros? o ¿Somos el/la maestro/a profesor/a preferido? ¿Qué
importancia tiene todo ello en los resultados de sus evaluaciones?
¿Qué
podemos hacer para mejorar nuestra función docente? Seguro que la mayoría nos
hacemos estas preguntas y otras más, pero ¿Cómo salir de dudas? ¿Cómo encontrar
caminos adecuados para educar en el siglo XXI?
¿Nos
preocupamos por analizar experiencias de buenas prácticas de éxiro?
Hay
experiencias fantásticas que agradece todo el alumnado: GAMIFICACIÓN,
Mindfulness y Aprendizaje Basado en Proyectos. ¿Nos atrevemos a conocerlos?
LIBRO RECOMENDADO DEL MES:
El cerebro infantil: la gran
oportunidad
Autor: José
Antonio Marina
Editorial
ARIEL Biblioteca UP
Un libro
imprescindible para padres y educadores, ameno y fácil de leer.
Comenzamos
las vacaciones de verano, nos alejamos de las evaluaciones y de la lucha diaria
en las aulas. Ha llegado el momento de reflexionar. ¿Estamos en el buen camino? Feliz verano amigos!!!
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