La corteza
cerebral cambia con el entrenamiento cognitivo
El cerebro cambia físicamente en respuesta a un programa de entrenamiento
cognitivo. Así concluye una nueva investigación, publicada en la revista Brain
Structure and Function, que revelan cómo los individuos con menor capacidad
son los más beneficiados.
La comparativa reveló los cambios estructurales en el cerebro. / UAM
Un estudio coordinado desde la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en la
que participaron científicos de la Universidad Complutense, la Universidad
Pompeu Fabra, el Montreal Neurological Institute (Canadá) y la Universidad de
California (EE UU), analiza las consecuencias psicológicas y biológicas del
entrenamiento cognitivo adaptado.
A partir de un entrenamiento diseñado para estimular procesos cognitivos
necesarios para la memoria a corto plazo, los científicos observaron cambios
contingentes en la estructura física del cerebro. Concretamente, registraron un
aumento significativo en el área de superficie y el grosor de la corteza
cerebral en determinadas regiones de los lóbulos frontales y temporales.
Los científicos registraron un aumento
en superficie y grosor de la corteza cerebral en determinadas regiones de los
lóbulos frontales y temporales
De acuerdo con el estudio, que se publica en Brain Structure and
Function, las regiones donde apreciaron dichos cambios apoyan procesos
psicológicos necesarios para completar satisfactoriamente el entrenamiento:
memoria a corto plazo y resistencia a la interferencia e inhibición.
Además, los investigadores comprobaron que los individuos de menor
capacidad cognitiva se benefician en mayor grado del entrenamiento, pues sus
cerebros respondieron con mayor intensidad. Por el contrario, los cerebros de
los individuos de mayor capacidad cognitiva respondieron débilmente al
entrenamiento.
Según los autores, estos resultados subrayan la necesidad de conocer los
recursos cognitivos del individuo para ayudar al diseño de entrenamientos
adaptados a sus características personales. “Un entrenamiento estándar puede
fracasar porque existe un desajuste con las características del individuo que
lo completa”, aseguran.
Roberto Colom, del departamento de Psicología Biológica y de la Salud de la
UAM, afirma que, “aunque los resultados de esta investigación se han obtenido
con jóvenes sanos, las aplicaciones para individuos cognitivamente
comprometidos son evidentes”.
“Por ejemplo —agrega el investigador—, la pérdida de grosor cortical que se
produce espontáneamente con la edad podría atenuarse mediante programas de
entrenamiento cognitivo personalizados. También, determinados síntomas
asociados a trastornos como la esquizofrenia, podrían mejoran con el
entrenamiento de la memoria a corto plazo”.
La pérdida de grosor cortical que se
produce espontáneamente con la edad podría atenuarse mediante programas de
entrenamiento cognitivo personalizados
Entrenamiento individualizado
La muestra de esta investigación, un grupo de jóvenes sanas, completó una
exhaustiva batería de doce pruebas psicológicas antes y después del
entrenamiento cognitivo. El entrenamiento supuso doce semanas de intenso
trabajo supervisado individualmente. Se observaron mejoras sustanciales en los
niveles de dificultad que se iban superando sesión a sesión.
También se obtuvieron registros de resonancia magnética estructural y
funcional en esos dos momentos, es decir, antes y después de entrenar. Las
imágenes de los cerebros de las participantes se dividieron en una serie de
regiones genéticamente significativas para calcular, seguidamente, los cambios
de quienes entrenaron y quienes sirvieron de control. La comparativa reveló los
cambios estructurales en el cerebro señalados anteriormente.
“Las críticas que se han generalizado recientemente sobre la falta de
efectividad de los programas de entrenamiento cognitivo no deben aplicarse sin
más a la investigación básica. La denuncia de una parte de la comunidad científica
se ha concentrado en programas comerciales que proclaman, sin basarse en hechos
constatados, poder mejorar la inteligencia o prevenir los trastornos
degenerativos”, señala Colom.
“Es de subrayar que los programas deben ser personalizados, adaptados al
individuo, si se pretende que sean eficientes”, agrega.
Referencia bibliográfica:
Román FJ, Lewis LB, Chen CH, Karama S, Burgaleta M, Martínez K, Lepage C,
Jaeggi SM, Evans AC, Kremen WS, Colom R. Gray matter
responsiveness to adaptive working memory training: a surface-based morphometry
study. Brain Struct Funct. DOI:
10.1007/s00429-015-1168-7
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